Extractivismos, pandemia y otros mundos posibles:

Recuperación económica y alternativas desde las defensoras del territorio en América Latina

Extractivismos, pandemia y otros mundos posibles:

Recuperación económica y alternativas desde las defensoras del territorio en América Latina

Nuestro caminar como FAU-AL

Esta es una versión digital y resumida de la investigación Extractivismos, pandemia y otros mundos posibles: Recuperación económica y alternativas desde las defensoras del territorio en América Latina, realizada por el Fondo de Acción Urgente con la colaboración de Catalina Quiroga y Elizabeth López. La publicación nace en el marco del Programa Mujeres y Territorios que apoya a mujeres, personas trans y no binarias en defensa de sus territorios en América Latina y el Caribe hispanohablante.

Desde que empezamos nuestro trabajo apoyando a los movimientos de mujeres en la región, hemos visto de manera enfática la dimensión que tiene el extractivismo en América Latina y cómo su configuración tiene profundos impactos en los territorios y en la vida comunitaria. La relación entre explotación de la naturaleza y explotación de las mujeres y sujetos feminizados se evidencia como un eje central del extractivismo en América Latina y el Caribe. Sobre los efectos en la vida de las mujeres del extractivismo, hemos lanzado en 2016 la publicación “Extractivismo en América Latina: impacto en la vida de las mujeres y propuestas de defensa del territorio” y seguimos con el compromiso de aportar a las reflexiones sobre el tema.

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¿Qué son los extractivismos?

El extractivismo es un fenómeno basado en la explotación de grandes cantidades de recursos naturales. Tiene raíces coloniales y en la actualidad afecta a todos los países de América Latina y el Caribe. Las actividades extractivas han ocupado un lugar central en las políticas económicas de los países de la región desde hace varios siglos, a pesar de su carácter predatorio. El extractivismo se ha cimentado, tanto en contextos rurales como urbanos, a costa de los daños a la naturaleza, las comunidades y sus territorios. Tiene algunas características claves:

Se justifica con el discurso del “Desarrollo”

Basado en un orden político y económico, con raíces coloniales, el extractivismo sitúa la idea de desarrollo en los países más consumidores del Norte Global, mientras que destina a los países del Sur Global a ser periferias productoras de materias primas como combustibles fósiles, minerales y productos agroindustriales amparado en la idea de que esto fortalece sus economías para desarrollarse, mientras se reproduce un modelo que perpetúa desigualdades en los países del Sur.

Las industrias extractivas están relacionadas entre sí

Por ejemplo, la explotación de minerales requiere de energía, por lo que gran parte de la producción energética de las hidroeléctricas está destinada a la minería. Además, la minería requiere de infraestructuras para su exportación, a la vez que la producción de energía requiere infraestructura para transportarla.

“Pone precio” a la naturaleza

Para esto la fragmenta y separa: un río ya no es un complejo entramado de relaciones entre el agua y los ecosistemas, especies animales y vegetales, ni un lugar de encuentro social, económico y cultural para una comunidad, sino metros cúbicos de agua o megavatios de energía.

Implica la imposición
de una forma de conocimiento sobre las otras

La fragmentación y mercantilización de los elementos naturales se sustentan en conocimientos técnicos occidentales que excluyen otras formas de relacionarse con la naturaleza. Estos conocimientos están sustentados en narrativas de “experticia” que comprenden las relaciones humanas con la naturaleza como solucionables desde la técnica científica, tecnológica y económica.

Los tipos de extractivismo más convencionales
en América Latina y el Caribe son:

Combustibles fósiles

Agroindustria y monocultivos

Minería

Impactos del extractivismo en la vida de las mujeres


Inseguridad
económica


Violencia contra
las defensoras del territorio


Efectos en la salud
de mujeres y niñes


Negación de derechos
socio culturales


Obstáculos para mujeres
que defienden el territorio

Voces de las mujeres sobre los impactos de los extractivismos

COLOMBIA
La actividad minera en Carmen de Chucurí ha desmejorado las condiciones de vida de las mujeres, no solamente porque el 100% de los trabajadores son hombres, sino también porque el acceso a agua y tierras se ha reducido. Las defensoras del Carmen de Chucurí afirman que las mujeres “no viven de la minería”, sino que se sostienen del cultivo de una diversidad de productos, además de actividades ganaderas y piscícolas. La expansión y los nuevos métodos de la minería y explotación de hidrocarburos, como el fracking, supone dejar a las mujeres y comunidades sin sus medios de vida.

Movimiento en Resistencia a la Minería y el Extractivismo del Carmen de Chucurí.
EL SALVADOR
“[...] Fuimos atacadas por la policía; en especial las mujeres jóvenes, ellas fueron atacadas en uno de los días que les tocaba resguardar la entrada del proyecto [urbanístico] y fueron jaloneadas, insultadas, agredidas”.

Testimonio de las compañeras del Movimiento de Mujeres de Santo Tomás (MOMUJEST) denuncian que han sufrido acoso sexual, secuestro, violaciones y amenazas telefónicas por su oposición al avasallamiento de la expansión urbanística sobre sus zonas de producción agrícola.
PARAGUAY
“Hemos encontrado enfermedades a montones. Como la deformación de los fetos, nacen muertos, nacen con el cerebro abierto que no se cierra, algunos tumores en el cuerpo… los animales también, por ejemplo, que las gallinas no ponen más huevos se vuelven todos frágiles; por ejemplo, la chancha, las hembras y las vacas, las cabras abortan, pierden todos esos animales preñados, pierden a los animales que van a parir”.

Testimonio de la Asociación de Mujeres Campesinas y Populares de Caaguazú en Paraguay (AMUCAP). Cerca de su territorio se encuentran empresarios brasileños y menonitas que usan avionetas para fumigar monocultivos de trigo, soja, maíz y girasol para exportación.
PERÚ
Si bien son pocas las mujeres que están vinculadas directamente a la extracción minera, ellas habitan los territorios explotados y están más expuestas a la contaminación ambiental pasiva, que se refiere a la contaminación que queda en el agua, el suelo, el aire y los ecosistemas, aún después de que las minas cierran operaciones. Debido a los roles de cuidado impuestos a las mujeres, ellas tienen un contacto cotidiano con el agua para regar el huerto, preparar los alimentos, bañar a les niñes, lavar la ropa y limpiar la casa, acumulando con el tiempo una mayor concentración de elementos contaminantes en sus cuerpos.

Asociación de Defensoras y Defensores de la Vida y la Pachamama de Cajamarca, en el norte de Perú (DEVICAPAJ).
EL SALVADOR
El acaparamiento de las aguas por parte de empresas y condominios urbanos genera presión sobre los medios de vida de las comunidades rurales. Esta situación ha obligado a las mujeres a recorrer distancias más largas para abastecerse de agua, lo que deriva en un mayor desgaste físico, fatiga, dolores musculares y angustia, además de disminuir el tiempo de pausa y descanso.

Asociación de Mujeres Ambientalistas de El Salvador (AMAES).
GUATEMALA
“El lago es un espacio donde las mujeres víctimas de violencia nos sentimos muy libres… dicen que es un encuentro para todas las que todavía no cuentan con ese nivel de empoderamiento para salir de casa, entonces aunque tengamos agua en casa el ir al lago es un momento de poder distraerse, de verse con otras mujeres, viéndolo desde la cosmovisión maya también es un punto energético, es un punto donde todas nos sentimos libres, donde podemos cargar nuestras energías y… de sanación también, a eso se debe [...] el que nos dolió escuchar que el lago estaba siendo amenazado por estas personas que vienen a violar, a quitarnos, a saquear nuestros bienes comunes”.

Testimonio de las mujeres campesinas e indígenas de la Asociación de Desarrollo de Mujeres K'ak'ak' Na'oj (ADEMKAN) que protegen el Lago Atitlán, en Sololá (Guatemala), en donde existe un proyecto para entubar y trasvasar sus aguas para uso de la agroindustria de la caña de azúcar.
MÉXICO
Si bien la defensa del territorio es encarada de manera conjunta entre hombres y mujeres, en los últimos 5 años el Colectivo por la Autonomía ha hecho una apuesta política feminista con la formación de las mujeres, quienes han sido histórica y sistemáticamente excluidas de los procesos deliberativos por hablar únicamente en sus idiomas maternos, contar con bajos de niveles de escolaridad y no tener acceso a la terminología técnica.

El Colectivo por la Autonomía del Occidente de México, en Jalisco, actúa por la defensa de los territorios colectivos, las semillas nativas y el bien común. En 2010, la región fue declarada como un “gigante agroalimentario”, lo que ha significado la expansión exacerbada de monocultivos.

Los conflictos socioambientales que se derivan del extractivismo son una disputa entre distintas formas de entender las relaciones con la naturaleza, atravesadas por relaciones de poder desiguales que sobreponen una visión de mundo frente a otras. Para analizar las implicaciones del extractivismo en la vida cotidiana es importante reconocer estas disputas y la pérdida de autonomía resultante de su imposición en los territorios, lo cual trae consigo una serie de despojos.

“El despojo es un proceso violento de reconfiguración socioespacial, y en particular socioambiental, que limita la capacidad que tienen los individuos y las comunidades de decidir sobre sus medios de sustento y sus formas de vida. El despojo implica una transformación profunda de las relaciones entre humanos y no humanos que resulta en restricciones al acceso a los recursos. Este se traduce a menudo en la imposibilidad de decidir sobre el territorio, la vida misma y el propio cuerpo; el despojo está asociado a la pérdida de autonomía” (Ojeda, 2016; 34)

En los últimos años, la crisis climática ha llevado a repensar la matriz energética y a incentivar la reducción del uso de energías producidas por carbón, petróleo y gas, dado que la quema de este tipo de combustibles es la principal culpable de las emisiones de dióxido de carbono, principal causante del calentamiento de la atmósfera.

Sin embargo, sin enfoque de justicia ambiental, esta transición energética propuesta desde los conocimientos técnicos hegemónicos profundiza la implementación de viejos y conocidos extractivismos, dado que requiere la utilización de metales como el cobre, el cobalto o el litio para mejorar el rendimiento de las baterías de almacenamiento y para los circuitos que permiten una distribución eficaz de la energía eólica, solar e hidroeléctrica.

Los extractivismos "verdes"

Monocultivos industriales: biocombustibles y plantaciones forestales

Los combustibles derivados de plantas como la palma de aceite, la caña de azúcar o el maíz se presentan como alternativas a los combustibles basados en petróleo. Sin embargo, su cultivo requiere de grandes cantidades de tierra y agua y su producción a gran escala utiliza agrotóxicos y contaminantes.
Como consecuencia, estos monocultivos amplían la frontera agrícola, desplazan comunidades y generan impactos ambientales como la erosión de los suelos, la contaminación y desecamiento de las fuentes de agua, la pérdida de biodiversidad y de la diversidad agroalimentaria.

Por su parte, las plantaciones forestales incluyen el cultivo de especies maderables, por lo general no nativas, para su comercialización. Pueden estar relacionadas a la compensación ambiental de grandes empresas por medio de proyectos de reforestación. Son comunes el cultivo de árboles como la teca, el pino y el eucalipto, especies que se caracterizan por un alto consumo de agua y su contribución a la erosión de los suelos.

Las hidroeléctricas

En 2019, América Latina fue la segunda región con mayor capacidad instalada para la producción de energía mediante la construcción de grandes represas en los ríos.

Con 109.06 gigawatts de capacidad instalada, Brasil ocupa el segundo lugar en producción de hidroenergía en el mundo, después de China.

La inundación de tierras muchas veces fértiles y productivas para la construcción de represas ha desplazado comunidades enteras. Su construcción ha implicado violaciones a los derechos humanos en toda la región, incluyendo la persecusión, criminalización y asesinato de personas defensoras del territorio.

Hace más de 12 años las comunidades de Antioquia, Colombia, se han opuesto de manera firme al proyecto Hidroituango, un proyecto hidroeléctrico de gran envergadura. El proyecto afectó de forma profunda el río Cauca, impactó a los seres vivos que habitan en la cuenca y las relaciones de las comunidades que dependen de sus ecosistemas. Asimismo, profundizó la disputa por la tenencia de la tierra e incrementó la violencia en medio del conflicto armado, dado que líderes y lideresas han sufrido amenazas, ataques y asesinatos, con una agudización desde 2018, cuando la construcción de la represa sufrió graves reversos relacionados con errores en la planeación y gestión de los riesgos.

Los parques de energía solar y eólica

Las energías eólica y solar se obtienen a través de los rayos solares y las corrientes de viento, respectivamente. Su producción en la región viene en aumento. América Latina instaló 13.427 MW de capacidad de energía eólica terrestre en 2019, un 12% más respecto al 2018.

Su producción se estructura en grandes parques eólicos o solares, que ocupan grandes extensiones de tierra y requieren para su instalación la explotación a gran escala de minerales como el cobre y el litio. Estos metales son claves para el funcionamiento de circuitos eléctricos de paneles y molinos, así como el almacenamiento y transporte de estas energías.

El uso extensivo de tierras ha producido desplazamientos de comunidades rurales, indígenas y negras que en la mayoría de los casos no son consultadas ni consideradas para la instalación de los proyectos. La gran extensión del cableado y plantas eléctricas para transportar estas energías también impacta a numerosas comunidades en los alrededores/ alrededor de las líneas de transmisión. En la mayoría de los territorios donde se instalan estos proyectos hay comunidades sin acceso a la energía eléctrica, y su implementación no las beneficia.

Mujeres Sarayaku de la Amazonía Ecuatoriana: contra la explotación de balsa en su territorio.

El incremento de la demanda mundial de energía eólica tuvo un impacto inmediato en las comunidades amazónicas ecuatorianas, pues los molinos de viento producidos en China y exportados mundialmente, se fabrican con madera de balsa en sus aspas, ya que es un material muy liviano.

La mayoría de madereros que entraron a territorio amazónico a talar las islas de balsas silvestres a las orillas de los ríos lo han hecho de manera ilegal, actúan como intermediarios y no cuentan con ningún permiso ni reglamentación.

A raíz de esto, se ha incrementado la violencia en las comunidades, con un costo importante para las mujeres, quienes la viven de manera específica sobre sus cuerpos. Además, la tala casi total de los árboles de balsa en esta región trajo impactos ambientales graves. “En marzo del 2020, todas las cuencas de los ríos han tenido una subida extrema, llegando a arrasar viviendas, puentes, etc. Venían todas las ramas de las balsas taladas, lo que hacía imposible la movilidad por el río. Las personas tuvieron que refugiarse en las partes altas (…) Aparte de eso, las islas de balsa son la casa de una gran cantidad de animales, de aves como la oropéndola y el águila arpía, las nutrias”, dicen las mujeres de la organización. El pueblo Sarayaku ha dicho no a la balsa: “acá no se entra y se respeta el territorio, [y por eso] hemos sido tildados como enemigos del desarrollo, pero nosotros no vemos una posibilidad sostenible ahí.”

¿De dónde viene la energía de América Latina y el Caribe?

Los mercados asociados a la minería, la agroindustria y la explotación de hidrocarburos, así como la construcción de infraestructuras, continúan vigentes y son centrales para las decisiones de inversión de los gobiernos de la región.

Estas formas de explotación entran en tránsito o combinación con nuevas tendencias “verdes” de explotación, fragmentación y globalización de la naturaleza, y de esta forma profundizan las desigualdades y despojos de las comunidades.

La matriz energética de América Latina y el Caribe sigue estando anclada a dos fuentes: la primera es la energía hidroeléctrica, que para el 2020 aportó el 55% del total de la energía que se consumió en la región y, la segunda, la energía térmica no renovable, es decir, la producida por combustibles fósiles que, para el mismo año, aportó el 41%.

La lógica extractiva no desaparece con las políticas e iniciativas para mitigar el cambio climático, sino que se amplían las fronteras de explotación de la naturaleza.

El extractivismo, en todas sus variables, se posiciona como una actividad clave para los gobiernos, pero sus rendimientos son insuficientes para considerarla una actividad infalible para el crecimiento y la sostenibilidad de las economías de la región.

La pandemia de Covid-19 ha intensificado la crisis sanitaria, social y económica que vivimos en el planeta.

Analizada con lupa, la pandemia tiene sus raíces en el modelo económico y de producción vigente, pues su posible origen y la imposibilidad para contener los contagios tienen que ver con

la devastación de ecosistemas

la falta de acceso a servicios públicos básicos, como la salud, por parte de grandes porciones de la población

la priorización de las ganancias económicas por encima de la vida de las poblaciones

En América Latina y el Caribe, los impactos de la pandemia fueron y siguen siendo muy diferenciados, lo que ha puesto aún más en evidencia las profundas desigualdades estructurales que se viven en nuestra región, enmarcadas en las diferencias de acceso a servicios básicos entre la población urbana y rural, y atravesadas por la clase, raza y género.

A los impactos directos del extractivismo se sumaron nuevas emergencias y vulnerabilidades desatadas por la pandemia del Covid-19, de manera que las acciones de resistencia contra el extractivismo, conviven y se cruzan con las preocupaciones que este nuevo contexto ha implicado en los ámbitos personal, familiar y comunitario. Es preciso comprender que son tiempos difíciles para las defensoras.

Nos sumamos a sus voces que afirman que la lógica desigual, que ya era operante en estos territorios, explica la alta vulneración de derechos en este período de crisis sanitaria.

¿Cómo afecta a las mujeres defensoras de los territorios
la pandemia del Covid-19?

Voltea las tarjetas para más información.

Incremento de la violencia doméstica

Incremento de la violencia doméstica

En muchos de los territorios no existen servicios de auxilio como líneas de emergencia que respondan a agresiones de pareja o intrafamiliares. Así, recae sobre las mismas defensoras el rol de acompañar las situaciones de violencia doméstica en sus comunidades que pueden involucrar a las mujeres de sus propias organizaciones. Estos acompañamientos tuvieron muchas más dificultades en tiempos de cuarentena.

Violencia y miedo como dispositivos de control estatal

Violencia y miedo como dispositivos de control estatal

El estado de excepción ha suspendido los derechos civiles de algunas poblaciones en América Latina y ha desplegado un uso excesivo de la fuerza policial y militar para el control de las disposiciones de resguardo y restricción de movilidad emitidas. Estas medidas, lejos de generar una sensación de seguridad, han detonado un estado de miedo e inseguridad colectiva.

La información como dispositivo de control

La información como dispositivo de control

Por la dimensión de la crisis que trae consigo la pandemia en cada país, es extremadamente importante que las personas puedan confiar en la información oficial que circula. Esto ha sido difícil en nuestra región, pues algunos gobiernos ofrecen información parcial y cifras amañadas.

Racismo estructural y precariedad de los servicios públicos en medio de una crisis sanitaria

Racismo estructural y precariedad de los servicios públicos en medio de una crisis sanitaria

El racismo tiene un lugar central en los conflictos socioambientales. En el contexto de la pandemia, el racismo estructural se hizo evidente; pues la situación de vulnerabilidad de las poblaciones indígenas y negras fue agudizada por la ausencia de medidas que consideraran el ordenamiento jurídico destinado a pueblos tradicionales y originarios.

Cuarentena selectiva y precariedad económica

Cuarentena selectiva y precariedad económica

Las defensoras cuestionan el privilegio de las empresas para seguir operando, mientras que ellas no pudieron seguir trabajando y se enfrentaron a la ausencia de planes de contingencia oportunos.

Voces de las mujeres sobre los impactos de la pandemia

EL SALVADOR
“(…) Para nosotras, las mujeres, esto del Covid, de la pandemia, pues ha sido una recarga considerable, pues los hijos no van a estudiar, la mujer hace la comida, limpia la casa y todo y tiene que enseñarles hoy a los hijos a leer y escribir, es sumamente cargado, pues”.

ACOMEST. El Salvador.
EL SALVADOR
“Personalmente hemos atendido a cinco compañeras que tuvieron el valor de decirnos, [en otros casos] nos enteramos por otras compañeras que nos decían "miren, esta compañera está siendo violentada" (...) hemos atendido cinco casos bien específicos en la zona rural, en donde las compañeras nos decían "yo ya no aguanto... yo ya no aguanto estar en la casa. Ya no soporto, porque mi pareja me golpea". (...)El otro problema que también nos preocupa es el embarazo en niñas y adolescentes. (...) Hasta la fecha, en las edades de 10 a 17 años, tenemos 32 embarazos, y la verdad es que esto nos ha dejado muy preocupadas”.

Testimonio de Asociación para el Desarrollo de Tejutepeque - ADIT.
GUATEMALA
“(...) Una cosa es que saca a la PNC [Policía Nacional Civil], bueno puede ser la policía, ¿pero el ejército? Con los grandes tanques en la calle ahí, custodiadas las calles, intimidando a la población, eso no fue fácil...”.

Testimonio del Comité para el Desarrollo Campesino (CODECA), que trabaja por los derechos de comunidades campesinas e indígenas en Guatemala. En el caso de las mujeres resistentes a los extractivismos en Guatemala, la militarización les trajo el recuerdo de la década del 80, cuando el gobierno cometió un genocidio contra el pueblo Maya para expropiar sus tierras y dar paso a la expansión de la agroindustria.
BRASIL
“(...) El gobierno nacional destinó recursos emergenciales para las personas, y no nos tuvieron en cuenta a nosotros. Cuando la ayuda llega, y difícilmente llega, ya pasó el proceso [plazo de registro a los subsidios], entonces nos tenemos que sustentar en un proceso colectivo solidario”.

Testimonio de las mujeres de la Associação União Quilombola De Araçá Cariacá, en Brasil, sobre las comunidades quilombolas que ni siquiera fueron incluidas en las pocas medidas emergenciales otorgadas por el gobierno como alivio a la crisis económica por la pandemia.
HONDURAS
“(...) Pues aquí son comunidades pobres y ya hay una limitante en el acceso de recursos económicos porque no hay acceso a las playas. Con el tema del Covid es que, aparte, nos cierran el acceso para los pocos que pueden acceder a la pesca y lo poco que pueden hacer – por ejemplo, la recolección de moluscos y de lo que da el mar blanco– y no se puede hacer comercialización porque están cerrados todos los accesos (...)”.

Testimonio de las mujeres de la Asociación para el Desarrollo de la Península de Zacate Grande ADEPZA cuyo territorio está en disputa debido al acaparamiento de tierras por parte de terratenientes hondureños.
GUATEMALA
“Hay compañeras que han dicho, ‘estoy deprimida aquí encerrada’, ha sido como bien compleja la situación también para algunas que trabajan fuera de casa, [porque] entonces se les triplica el trabajo porque tienen que trabajar por temas virtuales y tienen a cargo el tema de la casa, más los hijos (…)”.

Testimonio de La Otra Cooperativa sobre el incremento del trabajo de cuidado en casa para las mujeres en tiempos de pandemia.

¿Cómo superar esta crisis?

Los gobiernos de la región ya tienen una respuesta: redoblar su apoyo a actividades económicas extractivas que poco o nada han hecho para garantizar una vida digna a las poblaciones. Los gobiernos han posicionado al extractivismo como una alternativa para la generación de dinero en medio de la crisis sanitaria y como una forma de recuperación económica impulsada y pensada con el apoyo de las grandes corporaciones internacionales.

En casi toda la región, las actividades relacionadas con las exportaciones fueron declaradas esenciales desde el inicio de las restricciones a la movilidad, entre ellas las de la agroindustria y la producción de biocombustibles. La minería, por su parte, fue declarada esencial desde el inicio de las cuarentenas en países como Colombia y Chile, mientras que países como Bolivia, Perú y Argentina terminaron por integrar esta actividad como esencial luego de algunas semanas o meses de no permitirla. En Argentina, la inclusión de las actividades mineras como esenciales estuvo motivada por el posible aporte de esta actividad a la economía nacional.

El levantamiento de restricciones para las empresas extractivas está en estrecha relación con los planes de recuperación económica declarados por cada uno de los países de la región. En este sentido, la mayoría de ellos han declarado a las actividades extractivas, en algún momento de la pandemia, como esenciales para las economías nacionales en el marco de las restricciones a la movilidad. En países que no declararon cuarentenas obligatorias como Nicaragua, Brasil o México, las empresas dedicadas a la extracción siguieron trabajando durante toda la pandemia, a pesar del riesgo sanitario que implica su funcionamiento.

Actividades extractivas y contagio de Covid-19

La continuación de la minería puso en riesgo de contagio a las personas trabajadoras de las empresas, las familias y las comunidades que rodean sus enclaves. El Observatorio de Conflictos Mineros de América Latina OCMAL (2020) reporta que a julio de 2020 se habían documentado por lo menos 8.048 casos de trabajadores mineros contagiados, con 5.000 de esos casos en Chile, 1.850 en Brasil, 905 en Perú y 58 en Argentina. Para otros países de la región no existen datos similares sobre contagios y enfermedades. Adicionalmente, para julio de 2020 OCMAL obtuvo el reporte de 79 trabajadores del sector fallecidos en toda la región. Las empresas mineras BHP, Glencore y Anglo American presentaron casos de contagio en Perú, Colombia y Chile (OCMAL, 2020), incluso cuando según sus páginas e informes internacionales estaban cumpliendo con los protocolos de bioseguridad para asegurar la continuidad de la producción.

Resumen de elementos generales de los planes de recuperación económica en países de América Latina y el Caribe

Las Instituciones Financieras Internacionales (IFIS) jugarán un papel clave en la reactivación económica de la región. Estas entidades cumplen además un papel muy importante en la generación de alianzas público-privadas, prestan asesoría técnica a países y actores privados e intervienen en el fortalecimiento de capacidades empresariales. Por esta razón juegan un papel crucial en la promoción de proyectos extractivos en la región. Algunos datos:

  • En 2020, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) aprobó un total de 45 proyectos de energías renovables en varios países de Latinoamérica y el Caribe.
    Durante 2020, el BID aprobó 21.600 millones de dólares para operaciones de asistencia y desarrollo en toda la región.
  • En el marco de la pandemia, y en un contexto regional de emergencia social, el Banco Mundial aprobó financiamiento por valor de 7.800 millones de dólares para 67 operaciones en la región.

Conocer cómo operan y qué proyectos financian las IFIS es un paso importante en la defensa territorial. El FAU-AL, junto a otras organizaciones aliadas en el marco de la alianza Count Me In!, ha apoyado en la elaboración de un Detrás del extractivismo: dinero, poder y resistencias comunitarias, que ayuda a las organizaciones de base a conocer y desarrollar estrategias enfocadas en los actores que financian los extractivismos.

Los obstáculos impuestos por la pandemia son realidades inescapables que llevan a nuevas reflexiones sobre la autonomía, la alimentación propia, el cuidado de la vida y la recuperación de saberes ancestrales sobre la salud, además de demandar nuevas formas de comprender la protección colectiva de los cuerpos y los territorios comunitarios, manteniendo la solidaridad como base de los tejidos sociales.

Del mundo visible al mundo posible: alternativas comunitarias lideradas por las mujeres

Las respuestas colectivas lideradas por las mujeres para enfrentar los riesgos de salud y la crisis económica intensificados por la pandemia del Covid-19 demostraron su capacidad para sostener a las comunidades y sus modos de vida en un contexto de crisis.

Las acciones para responder a la emergencia sanitaria planteadas por las organizaciones de mujeres que participaron en esta investigación no separan las necesidades del cuerpo y del territorio colectivo, y además de ser una reacción ante situaciones específicas de urgencia, responden a los sistemas de exclusión y violencia con la construcción de otras formas de vida y nuevos acuerdos sociales.

De ajos, hierbas y jengibre: la salud en nuestras manos

En distintas comunidades y culturas, existen diversas maneras de comprender la salud y la enfermedad. El conocimiento colectivo y ancestral que resguardan las comunidades en torno a la medicina tradicional y sus diversas prácticas, estuvieron presentes en las respuestas de las organizaciones de mujeres para la prevención y atención del Covid-19.

Las mujeres juegan un rol importante en el uso y propagación de estos saberes, debido a que casi siempre son ellas quienes manejan la salud en el contexto del hogar. Al enfrentar la pandemia, las mujeres acudieron a las plantas medicinales de manera cotidiana, realizando una serie de recetas y recomendaciones para la prevención y los cuidados en casa.

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Colombia

Colombia

Las mujeres del Carmen de Chucurí recopilaron saberes comunitarios para la elaboración de un recetario con las plantas medicinales de la región, que podrás ver aquí
Ver recetario

Ecuador

Ecuador

La red de mujeres Saramanta Warmikuna impulsó la elaboración de medicinas tradicionales para enfrentar los síntomas del Covid-19, organizando a su vez un catálogo de medicinas en su página web como una iniciativa económica para las mujeres sanadoras.
Ver catálogo

Brasil

Brasil

“Nosotras hemos pensado que la alimentación saludable es lo mejor para aumentar la inmunidad, entonces tenemos aquí alimentos como la cebolla, que es uno de los utilizados para hacer jarabe, también el ajo, el limón.”

Testimonio del Movimiento Pela Soberania Popular na Mineração - MAM (Movimiento por la Soberanía Popular en la Minería), que se articula a nivel nacional para hacer resistencia a la gran minería en Brasil. Las mujeres de la organización han generado estrategias autónomas y autogestionadas para promover, por ejemplo, la siembra de hortalizas destinadas a generar ingresos para ellas y a mejorar su alimentación.

La sostenibilidad económica de las mujeres
y sus comunidades

Las alternativas económicas desarrolladas por las mujeres están pensadas desde la realidad de sus comunidades, tienen una visión de beneficio colectivo y respeto a la Madre Tierra.

En sus propuestas, el sostenimiento individual está vinculado al sostenimiento familiar y comunitario, pues se entienden como redes interconectadas que buscan el bienestar colectivo. Estas alternativas buscan promover la autonomía de las mujeres, no solo en términos materiales, sino también en lo relativo a la toma de decisiones desde su voluntad e independencia.

Perú

Perú

“(...) Vamos a enseñar a la gente que proteja sus plantas, y aparte de eso vamos a generar nuestros propios recursos, que no son un montón, pero ayudan. Porque a veces la gente dice ‘no, las defensoras, esas peleonas, esas que están en contra del desarrollo de los pueblos’, ¿no? A nosotras nos tildan de eso, ¿no? De que asustamos a la gente para que estén en contra del desarrollo de los pueblos, porque la minería es desarrollo”.

Testimonio de mujeres de la Asociación de Defensoras y Defensores de la Vida y la Pachamama, en Cajamarca. Ellas producen tinturas y aceites medicinales, jarabes y jabones de hierbas que han permitido a las mujeres contar con ingresos económicos colectivos e individuales por fuera de las redes económicas de la mina Yanacocha.

Honduras

Honduras

“(…) Nosotras decimos que nuestra lucha es por el territorio y recuperación de las playas, no solo de Zacate Grande, sino de todos los que estamos en este país, para que puedan venir y aprovecharlo y que las familias puedan generar recursos al ofrecer hospedaje o alimentos”.

Testimonio de mujeres de la ADEPZA, organización que lucha por la recuperación de los bordes costeros a través de la pesca sostenible de camarones y del turismo comunitario.

Mecanismos comunitarios de comunicación

Contar con alternativas de comunicación locales e independientes es un factor clave en los procesos organizativos, por ejemplo, en torno a la gestión comunitaria de la salud. En el marco de la pandemia, los protocolos de cuidado, atención y prevención fueron desarrollados en muchos casos por las mismas comunidades, con información adecuada a sus contextos. Esta información se compartió a través de los medios de comunicación comunitarios y alternativos.

Honduras

Honduras

“(...) Se preparó parte del apoyo para una casilla informativa, un material informativo que trabajamos y [que] se llama “La salud en nuestras manos”, donde de parte de la organización pusimos conceptos bien básicos en el tema del Coronavirus, las medidas que deben tomarse en las comunidades, a su vez esto fue replicado a través de pequeñas cápsulas radiales”.

Testimonio de las mujeres del Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras.

Brasil

Brasil

La Associação União Quilombola De Araçá Cariacá generó boletines epidemiológicos informando tanto sobre qué es y cómo se transmite la enfermedad, así como sobre el uso de medicina tradicional preventiva. Los boletines han sido distribuidos en los quilombos y en los asentamientos urbanos de personas que han salido de sus territorios de origen.

Guatemala

Guatemala

“(...) En la televisión decían que estaban apoyando a las familias más afectadas, pero en realidad no era así, nosotros teníamos comunicación con nuestra gente desde las comunidades y a nadie le había llegado la ayuda. ¿Qué hicimos nosotros? Sacamos siete videítos de menos de un minuto entrevistando a viudas, entrevistando gente que nunca tuvo servicio de energía eléctrica, entrevistando a tercera edad, entrevistando a algunas personas que son músicos… y resulta que a nadie le había llegado la ayuda. Entonces nosotros publicamos esos videos en las redes, como mostrando la otra cara de la moneda, ¿verdad? Lo que dice la televisión y lo que dijimos nosotros con los territorios”.

Testimonio sobre las acciones coordinadas por las mujeres de CODECA

Prevención del contagio y mecanismos comunitarios de protección del territorio

Además de activar acciones para proteger y atender la salud a nivel individual y familiar, algunas comunidades han puesto en marcha medidas colectivas de control y vigilancia de sus territorios, instalando, por ejemplo, puntos de desinfección y permitiendo el tránsito solo de recursos de primera necesidad. Estos mecanismos son resultado del consenso y la reflexión sobre la protección colectiva.

Perú

Perú

En Cajamarca las Rondas Campesinas, por mandato y consenso, han organizado un sistema de vigilancia de sus comunidades. Este seguimiento de quienes circulan en el territorio permitió recoger evidencia de que la empresa minera Quellaveco, perteneciente a la transnacional Anglo American, estaba violando las órdenes de cuarentena dispuestas en el estado de emergencia nacional.

Bolivia

Bolivia

Las mujeres del pueblo indigena Leco, al norte de la Amazonia boliviana, ante la desatención del gobierno y la amenaza de las actividades mineras que siguieron operando en su región en medio de la pandemia, decidieron aislar su territorio e iniciar un proceso autónomo de vigilancia.

El cuidado colectivo
y el sostenimiento de las resistencia

Las iniciativas de cuidado, bienestar y salud física, emocional y psicológica son parte de la agenda de muchas organizaciones de mujeres y han ocupado un lugar central en las apuestas y procesos organizativos de las defensoras del territorio. Los espacios e iniciativas de cuidado sirven para recobrar la confianza y la autoestima de manera colectiva, y para la contención y apoyo emocional en las distintas situaciones de riesgo y violencia que viven en su vida personal o por su activismo. La visión integral del cuidado también refleja la interdependencia con el entorno natural y los elementos que la componen desde una relación profunda con su territorio.

Colombia

Colombia

“(...) Nosotras insistimos mucho en que es necesario conocer la historia de las mujeres, luchas que han dado otras mujeres a nuestro favor, los legados que nos han dejado respecto a nuestro derechos (…) con muchos esfuerzos. Que no se pierdan, que podamos mantener esa llama encendida de las mujeres que dicen “yo era una antes de estar en el grupo”, mujeres que estaban sólo en la casa, que eran amas de casa, tenían muchas situaciones de sometimiento, de prohibiciones y demás. Y el grupo les ha permitido entender que no es asunto de pedir permiso, sino que es un asunto de concertar, construir, incluso nos preocupamos para que los compañeros, los hijos que están alrededor de las mujeres participen de algunas actividades”.

Testimonio del Movimiento Mujeres por la vida de Cajibío, Cauca sobre sus iniciativas de cuidado coordinadas por las mujeres

El Salvador

El Salvador

“La solidaridad entre mujeres fue muy importante porque existió esa confianza de decir "apóyenme, yo tengo esta necesidad" y también surgió la solidaridad de decir "le podemos apoyar con esto a la otra compañera", entonces yo creo que logramos fortalecer esos lazos de hermandad entre mujeres y eso puede ser algo positivo que nos dejó la pandemia”.

Testimonio de las mujeres de la Asociación para el Desarrollo Integral de Tejutepeque - ADIT

El cuidado es interdependiente y extensivo a todo el territorio, y refleja las cosmovisiones y creencias de los pueblos. Las mujeres defienden sus derechos socioculturales a través del fortalecimiento de la identidad y la relación ancestral con los territorios, recuperando las lenguas, los conocimientos de abueles, lugares sagrados y prácticas tradicionales para el cuidado de la tierra y del cuerpo.

Las iniciativas de las mujeres defensoras de los territorios en la región son un llamado a reflexionar sobre nuevas formas de organización, sostenibilidad y resistencia, así como un cuestionamiento al modelo que nos llevó a un contexto de crisis sanitaria, social, económica y política. Aprender de las historias y propuestas de vida de las mujeres para pensar el presente y el futuro es un camino para construir la justicia ambiental y social, y lidiar de manera más humana y cuidadosa con posibles nuevas crisis que vayamos a enfrentar.

El cuidado es una forma de habitar y construir mundos posibles, una apuesta por el buen vivir que las defensoras colocan al centro de sus activismos.

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